martes, 8 de junio de 2010

Clifford Hudis: Estamos lejos de desterrar la quimio

Entrevista a Clifford Hudis, Oncólogo del Centro Sloan-Kettering y tesorero de la Asociación Estadounidense de Oncología Clínica (ASCO).

FUENTE | Público 08/06/2010
Clifford Hudis es un ejemplo de cómo funcionan los llamados Cancer Centers, los hospitales dedicados íntegramente al tratamiento de enfermedades oncológicas. Hudis, como la mayoría de sus colegas en el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York, sólo trabaja con un tipo de cáncer, el de mama, lo que le convierte en uno de los mayores expertos mundiales sobre esta enfermedad.

P. ¿Cuáles han sido los principales avances presentados este año en el congreso de la ASCO?
R. En lo que se refiere a cáncer de mama, el primero es el estudio que demuestra que no siempre es necesario extirpar los ganglios de la axila a las mujeres con células cancerígenas en el ganglio que se analiza por sistema tras extirpar el cáncer, el denominado ganglio centinela. Hasta ahora, era la práctica habitual, pero un trabajo presentado aquí señala que esta práctica no aumenta la supervivencia y sí los efectos secundarios de las pacientes, a la vez que empeora su calidad de vida. El otro gran hallazgo se refiere a un nuevo fármaco, la eribulina que, al contrario que muchos de los medicamentos anunciados aquí, es una quimioterapia convencional; es decir, no es biológica ni un tratamiento personalizado. Sin embargo, hemos observado resultados muy buenos en un grupo de pacientes las enfermas de cáncer de mama avanzado para las que no había casi opciones terapéuticas.

P. ¿Y los hallazgos más destacados en otros tipos de cáncer?
R. Me ha llamado mucho la atención el inhibidor del gen ALK crizotinib para el cáncer de pulmón, ya que trabaja en una mutación que, aunque afecta a sólo el 5% de los pacientes de este tipo de cáncer, es visible en la mayoría de los enfermos jóvenes y no fumadores. También es llamativo el resultado de ipilimumab para enfermos de melanoma previamente tratados, ya que se trata de un grupo de pacientes con un pronóstico muy malo y que, por primera vez, obtienen un aumento de la supervivencia con una nueva terapia.

P. La mayoría de los nuevos fármacos son terapias dirigidas a una mutación específica. ¿Cree que se está superando la quimioterapia tradicional?
R. No, creo que estamos muy, muy lejos de desterrar el uso de la quimioterapia. Se ha visto, incluso, con el fármaco que le comenté antes, que es una quimio tradicional. Si bien muchos medicamentos nuevos están dirigidos a mutaciones específicas y obtienen unos resultados más que aceptables, la mayoría de ellos sólo lo logran en combinación con la quimioterapia tradicional.

P. Los avances en cáncer son continuos. ¿Cree que es posible para el oncólogo mantenerse actualizado?
R. Sí, es posible. Pero, además, es imprescindible. Cada vez está más claro que el cáncer no es una enfermedad, sino cientos. Es más, incluso cada tipo de cáncer se podría decir que son varias patologías. Esto supone un reto para el oncólogo, que tiene que tener la capacidad de ofrecer la mejor opción en cada momento a cada paciente. No se trata de que lo sepa todo, sino de que tenga las herramientas necesarias para poder localizar la información. Sin duda, es un desafío educativo.

P. Se ha hablado de un test que detecta el cáncer en la sangre cinco años antes de su diagnóstico. ¿Qué piensa de este avance?
R. En primer lugar, que es muy preliminar. En segundo, y lo más importante, es que no tiene sentido descubrir que hay un cáncer si no se puede tratar, eso es lo que hace tan difícil conseguir pruebas de cribado [chequeos sistemáticos, como la mamografía] eficaces. ¿Qué pasaría si uno va al médico y le dice: "usted tiene cáncer, pero no sabemos dónde y no se lo podemos tratar?".

Un arsenal de 800 fármacos inteligentes acecha al cáncer

La promesa que el presidente estadounidense Richard Nixon hizo a su pueblo en 1971 no se va a cumplir. El cáncer, como entidad general, está lejos de tener una única cura, como se ha puesto de manifiesto en la reunión anual de la Sociedad Estadounidense de Oncología Médica (ASCO), el mayor congreso internacional de cáncer, que reúne a 30.000 oncólogos de todo el mundo.
FUENTE Público 08/06/2010

Sin embargo, las perspectivas que afrontan los afectados por este conjunto de enfermedades son cada vez mejores. La lucha contra la que ya es principal causa de muerte en España desecha las estrategias comunes para centrarse en lograr mejoras espectaculares para grupos de enfermos muy pequeños. Y, según lo que se ha podido escuchar en el congreso celebrado en Chicago, la nueva técnica está dando sus frutos.

"Existen alrededor de 800 compuestos en investigación contra el cáncer", explicó el jefe de Oncología del MD Anderson Cancer Center de Madrid, Antonio González. La cifra demuestra el nivel investigador que existe en esta especialidad, que ha permitido que cánceres incurables hace 20 años hoy desaparezcan del organismo para siempre.

En este éxito han jugado un papel fundamental los fármacos antidiana, dirigidos a combatir una proteína específica que se sabe que está asociada al cáncer. Una de las estrellas de esta reunión ha sido precisamente uno de esos medicamentos, un inhibidor de la proteína ALK que ha logrado que respondan los pacientes de cáncer de pulmón que presentan la alteración genética a la que va dirigido, alrededor de un 5% del total. Lo más importante del estudio que, debido a su trascendencia, se presentó en la sesión plenaria del congreso del domingo, la más importante de la reunión es el poco tiempo transcurrido desde que se identificó el oncogén (gen cancerígeno) hasta que se desarrolló un medicamento para inhibirlo. Si en 2007 un equipo de investigadores japoneses publicaba en Nature la asociación entre el gen EML4-ALK y un tipo de cáncer de pulmón, menos de tres años después, una compañía farmacéutica ha logrado traducir ese hallazgo en un fármaco eficaz, el crizotinib. Sin duda, un triunfo de la medicina translacional, que traslada a la clínica los hallazgos de la investigación básica.

FÁRMACOS ANTIDIANA

El jefe del servicio de Oncología Médica del Hospital Clínic de Barcelona, Pere Gascón, explica la revolución que ha supuesto para la oncología la irrupción de los fármacos antidiana como este último: "Hace 25 años, sabíamos cómo se comportaba el cáncer, pero no sabíamos mucho sobre la bioquímica de la enfermedad. Ahora, hemos conseguido identificar las proteínas oncogénicas y, lo más importante, desarrollar fármacos para bloquearlas". Este especialista destaca la dificultad de la investigación en este campo, ya que, aunque los genes se asocian al cáncer, "no siempre se sabe si son la causa". "Los laboratorios tienen que apostar, porque a veces el fármaco puede ir a la basura", dice.

Además de la medicina personalizada, otro de los grandes retos de la oncología actual es mejorar la supervivencia en aquellos tipos de cáncer que todavía se resisten a la curación y matan a un porcentaje elevado de los pacientes. Uno de los que más se resisten es el melanoma, que si bien detectado en fases precoces es perfectamente curable, presenta una elevadísima mortalidad una vez que la enfermedad se ha extendido.

Un estudio en fase III (la más avanzada en investigación clínica) demostró el domingo en la ASCO por primera vez que un medicamento llamado ipilimumab puede mejorar la supervivencia en este grupo de pacientes. El trabajo, también discutido en la plenaria, se publicó simultáneamente en la revista New England Journal of Medicine. Este fármaco se mostró más eficaz que una vacuna dirigida a la proteína GP100, que en la reunión de la ASCO del año anterior demostró capacidad para reducir el melanoma. En este sentido, la oncóloga y directiva de la ASCO del Abramson Cancer Center (EE.UU.) Lynn Schuchter reconoció a este diario que los nuevos resultados de las vacunas terapéuticas contra el cáncer "no han sido muy positivos" y que "habrá que esperar" a nuevas investigaciones.

lunes, 7 de junio de 2010

Las terapias 'herederas' de la quimioterapia son las nuevas protagonistas

Cada vez más, la quimioterapia pierde el protagonismo en favor de otro tipo de tratamientos contra el cáncer. Sus 'sucesores' tienen forma de anticuerpos monoclonales, terapias dirigidas contra alguna vía de señalización concreta o incluso vacunas y fármacos que funcionan activando el sistema inmune. Algunos de ellos están siendo protagonistas de la 47ª reunión que está celebrando en Chicago la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO).

FUENTE | El Mundo Digital 07/06/2010
Una de las novedades más destacadas en este sentido es el nuevo anticuerpo capaz de luchar contra el melanoma activando un elemento clave de nuestro sistema inmunológico como son las células T. Ipilimumab (comercializado por los laboratorios Bristol Myers Squibb) se ha convertido en el primer medicamento que ha logrado mejorar la supervivencia en pacientes con melanoma avanzado, según se ha encargado de comunicar en una rueda de prensa el doctor Steven O'Day, responsable del programa de melanoma del Instituto de Investigación de Los Ángeles (EE.UU.), y principal investigador del estudio, en el que también hay participación española (y de 125 centros de otros 30 países).

Después de 30 años buscando una terapia eficaz contra este agresivo cáncer de piel, ha señalado O'Day, Ipilimimumab ha mejorado un 34% la supervivencia en estos pacientes en comparación con otro tratamiento. Se trata de una terapia dirigida, capaz de activar las células T; es decir, el anticuerpo monoclonal no ataca directamente las células malignas, sino que 'despierta' el sistema inmunológico para que sean las propias defensas del organismo las que lo hagan.

La prueba de que la respuesta inmune es suficientemente fuerte para atacar al cáncer (uno de los puntos débiles que han hecho fracasar otros intentos de inmunoterapia hasta la fecha) es que los pacientes no estaban exentos de ciertos efectos secundarios, "porque las células T también atacaban otros tejidos del organismo". Curiosamente, ha explicado O'Day a ELMUNDO.es, cuanto mayor era la reacción de los pacientes (en forma de diarrea o vómitos, por ejemplo), mejor era la respuesta antitumoral. La supervivencia media de los pacientes tratados con esta infusión (que se administra por vía intravenosa a lo largo de 90 minutos) fue de unos 10 meses, frente a los 6,4 del grupo control.

Hasta que las autoridades sanitarias, tanto en EE.UU. como en Europa, autoricen el nuevo medicamento ("lo que está previsto para finales de 2011"), muchos pacientes de todo el mundo podrán tener acceso a él a través de los programas de uso compasivo, que permite administrar un fármaco en situaciones en las que no hay otra alternativa terapéutica.

PACIENTES INFANTILES

Pero no es el único medicamento que actúa de manera diferente de la quimioterapia que llegará en los próximos años a los pacientes con cáncer. Ése es el caso también de GDC-0449 (sin ni siquiera una denominación comercial por el momento), un agente experimental que ofrece beneficios en niños con un tipo de tumor cerebral (meduloblastoma) resistente a otros tratamientos. En este caso, el compuesto actúa en una vía de señalización aberrante en estos pacientes, y que también podría estar implicada en otros tipos de cáncer (denominada 'sonic hedgehog' o SHH).

Se trata, como ha reconocido ante la prensa el doctor Amar Gajjar, del Hospital Infantil St Jude (en Memphis, EE.UU.), de un fármaco diseñado para pacientes que necesitan "urgentemente" nuevos tratamientos, y que actualmente carecen de alternativas cuando dejan de responder a la quimioterapia (menos del 5% de los niños con meduloblastoma sobrevive a largo plazo a su diagnóstico). Si los ensayos, que ya se están llevando a cabo en fases II y III, confirman los buenos resultados, este compuesto se convertiría en la primera diana dirigida para este agresivo cáncer cerebral.

De los 11 niños de 11 años tratados en esta fase I (cuyo objetivo es, sobre todo, valorar la seguridad del producto), ninguno sufrió toxicidad de carácter grave a causa del fármaco y algunos de ellos siguen libres de progresión al cabo de un año de tratamiento.

En otro orden de cosas, en Chicago también se han conocido los resultados de denosumab, un medicamento diseñado para combatir las metástasis óseas provocadas por el cáncer de próstata. Como ha explicado a la prensa invitada por el laboratorio que fabrica la molécula, Amgen, su responsable médico Sean Harper, "denosumab hace del hueso un terreno hostil para la célula tumoral", impidiendo el "círculo vicioso" de dolor, fracturas y molestias que sufren los pacientes con metástasis óseas.

Aprobado desde junio de 2010 en EE.UU. para el tratamiento de la osteoporosis en mujeres postmenopáusicas, el medicamento actúa sobre los osteoclastos, las células encargadas de 'fabricar' el hueso; y pese a que se emplean dosis hasta 12 veces superiores en la prevención de las metástasis, el laboratorio no ha observado toxicidades graves.

miércoles, 2 de junio de 2010

Las técnicas genéticas afinan la lucha contra el cáncer

Rutas bioquímicas y moleculares específicas, diseño inteligente de nuevos fármacos, perfiles genéticos y terapias personalizadas. Si de alguna forma hubiera que resumir la investigación en cáncer, estos serían sus capítulos principales.


FUENTE El País Digital 02/06/2010


Todos ellos se complementan en la actualidad en busca de un objetivo común: simplificar la complejidad de una enfermedad para la que se contabilizan al menos 200 manifestaciones clínicas y dar con patrones comunes con los que abordar futuros tratamientos. La ciencia y, sobre todo, la tecnología que revisten a estos principios fundamentales fueron revisadas en las jornadas internacionales organizadas por la Academia de Ciencias de Nueva York en CosmoCaixa de Barcelona con el apoyo de Talencia, la nueva agencia de investigación de la administración catalana.

"El cáncer es un conjunto de enfermedades de base genética", señalaron al alimón el investigador Joan Massagué (del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York y el Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona) y el premio Nobel Michael Bishop. "Los genes tienen un funcionamiento simple, casi de encendido y apagado", puntualizó Bishop, "y sabemos que en cáncer el número de acciones sobre las que hay que intervenir es finito, tal vez una docena".

La cuestión es que el genoma humano está compuesto por 25.000 genes, y dar con todos los implicados en esta patología, o al menos con los más relevantes, está siendo la gran carrera de fondo a cubrir, pero no es imposible. Laura van't Veer, del Netherlands Cancer Institute, presentó en estas mismas jornadas los resultados preliminares de un sistema de diagnóstico genético basado en chips de ADN en el que es posible reconocer patrones de conducta en genes implicados en el cáncer de mama. "Hemos reconocido un patrón común en 70 genes", explica. Cuando están sobreexpresados o muestran mayor actividad, se da una mayor probabilidad de recurrencia y, por consiguiente, "el riesgo de desarrollo de metástasis es mayor".

Yusuke Nakamura, en la Universidad de Tokio, emplea una metodología similar pero abierta a toda forma de tumores. "Queremos saber por qué un fármaco funciona o no", explica el investigador japonés que dirige el mayor banco de datos genéticos en su país, Biobank Japan, En ambos casos, el uso de secuenciadores ultrarrápidos de ADN, gracias a los cuales se obtiene la secuencia entera del genoma humano en el lapso de unas pocas horas y por un coste "asequible para cualquier laboratorio u hospital", asegura Nakamura, facilitará "una rápida expansión" del diagnóstico basado en el perfil genético de pacientes. Los dos sistemas, ya en ensayo clínico, se están utilizando asimismo para afinar la terapia a administrar.

"Muchas moléculas son activas solo cuando falta o está sobreactivado un gen", señala Van't Veer. Con ese conocimiento se toma un atajo, como dicen Massagué y Bishop. El arsenal de principios activos contra el cáncer basados en un diseño inteligente, pero con respuesta desigual en función del tumor e incluso del paciente, prácticamente obliga a emparejar cada molécula con su gen. El proceso forma parte de la llamada investigación traslacional y da pie a lo que se llama terapia personalizada, prácticamente a medida.

¿Es un atajo al futuro? "Ningún sistema de salud en el mundo podría sostener docenas de fármacos para tratar todas las variantes de todos los tumores", responde Bishop. "Hay que simplificar, reducir la complejidad y atacar los patrones comunes en busca de respuesta", añade. Esa búsqueda de patrones, en forma de "paquetes de genes", es la base de la investigación sobre las metástasis de Massagué en Nueva York y en Barcelona. Los equipos del científico catalán han logrado identificar genes implicados en metástasis y rutas bioquímicas y moleculares precisas que "habilitan a la célula tumoral para desprenderse del tumor primario y anidar en un órgano distante".

Para dar con los genes implicados, los investigadores pueden bucear por el genoma entero, gracias a los nuevos secuenciadores y a la continua mejora de los chips de ADN, o bien centrarse en procesos concretos para los que se conoce una correlación cierta entre alteración genética y aparición de tumor. Este es el caso de las células madre, cuyo papel en el desarrollo de un cáncer parece cada vez más evidente.

Hans Clevers, del Hubrecht Institute, en Holanda, parece haber identificado el origen de tumores de colon en la falta de un gen concreto en las células madre adultas del epitelio intestinal. En experimentos con ratones, el equipo de Clevers ha logrado reproducir el proceso de diferenciación de células madre adultas intestinales y ha comprobado el efecto de la mutación del gen ACP. El resultado, resume el investigador, es la "aparición de microadenomas" cancerosos en el intestino delgado, el colon y el estómago de los modelos animales. El hallazgo, publicado recientemente, añade valor a los diagnósticos genéticos e incorpora una nueva diana sobre la que actuar farmacológicamente.

Es lo que Todd Golub, del Broad Institute de Boston (Estados Unidos), llama una pieza más de la taxonomía del cáncer. Algo así como un intento de redefinir la enfermedad mediante la expresión génica de eventos moleculares de interés en el desarrollo de un tumor. La asociación de esa expresión con librerías de moléculas, bien sean públicas o privadas, abriría la puerta, de nuevo, al diseño de fármacos más específicos, muy probablemente basados en unos pocos eventos.

"La investigación en cáncer está haciendo un recorrido parecido al de un péndulo", sostiene Golub. "Hace unos años nos basábamos en unos pocos fármacos capaces de destruir la célula tumoral, pero también la sana", explica. "En un futuro tal vez tengamos igualmente unos pocos fármacos que se administrarán de forma selectiva solos o en combinación en forma de cóctel de acuerdo con el perfil genético de cada paciente". Una dificultad es que las autoridades sanitarias se niegan a dar su visto bueno a cócteles de moléculas.